Las pautas básicas de la cirugía convencional para el tratamiento de hemorroides que se trataban en el anterior artículo distan mucho de las técnicas y los esfuerzos en lo que se refiere a personal, material o trabajo médico que se invierten en este Centro Proctológico, con cada uno de los pacientes aquejados de esta enfermedad que confían en nuestros procedimientos para disminuirles la molestia y mejorar su calidad de vida. La diferencia con la cirugía tradicional es muy importante: la habilidad en la intervención no es la misma, el láser es menos agresivo que un bisturí eléctrico y los puntos de sutura…
Procedimientos clásicos, procedimientos innovadores
Todas las cirugías de hemorroidectomías se hacen de manera ambulatoria, sin ingreso hospitalario. Una vez que el paciente se encuentra en la mesa de operaciones se le coloca en posición ginecológica (con las piernas en alto), y se le seda pero sin llegar a la intubación, con lo cual el paciente está dormido pero sigue respirando por su propios medios. Una vez sedado, se procede a la anestesia local de los pudendos(los nervios de la zona anorrectal) para que el paciente no tenga ningún tipo de dolor mientras se lleva a cabo la intervención.
A continuación se procede a la operación de los tres paquetes hemorroidales (anterior, posterior y lateral). El procedimiento se hace abordando los paquetes de uno en uno, mediante la archiconocida Hemorroidectomía de Milligan-Morgan, que se ejecuta con láser quirúrgico de CO2. Esta clásica operación se lleva a cabo al empezar por la parte externa de la hemorroide y diseccionar hasta llegar a la parte interna donde esta el pedículo, mientras se separan al máximo las fibras del esfínter interno, que servirán para ligar las fibras del pedículo.
En esta técnica es muy importante crear los puentes mucateomucosas (lo que queda entre un paquete y otro) para evitar las estenosis (estrechamientos) del canal rectal, ya que en caso de que éstas tengan lugar las consecuencias derivarían en un problema grande para la defecación del paciente. Cuando las hemorroides son demasiado grandes para evitar heridas muy cruentas, el Centro Proctológico lleva a cabo una técnica innovadora personal denominada ‘Milligan-Morgan Invertido’, que cuenta con unos resultados espectaculares según revela el seguimiento a los pacientes a los que se les ha sometido a esta particular intervención.
Una vez finalizada la hemorroidectomía, el siguiente paso es proceder a una esfinterotomía lateral interna, técnica que consiste en seccionar fibras del esfínter interno que acompaña al externo en la defecación, aunque la operación puede variar según la edad y el tono de los esfínteres anales.
El esfínter externo (el que actúa por voluntad del paciente) queda totalmente intacto, dado que muchos pacientes tienen miedo de operarse por si la intervención quirúrgica termina afectando al esfínter externo y tras el tratamiento sufren de incontinencia anal. Esto no debería ser un problema siempre que la persona encargada de la operación sea un proctólogo o cirujano experimentado en ano y recto, con hábito real en el campo práctico de la medicina.
Período postoperatorio
Tras la cirugía, el paciente queda bajo observación durante hora y media, a partir de lo cual se le explica el tratamiento que debe hacer en su casa, con ayuda de algún familiar. Antes de volver a su hogar el paciente debe orinar. Los pacientes que siguen estos pasos y salen andando del centro por su propio pie lo hacen con la moral muy alta, pues han escuchado toda la vida que los primeros días tienen que estar bocabajo, que no se pueden sentar o que no pueden andar. Todos ellos reciben pauta de analgesia para los primeros días, independientemente de que tengan dolor o no.
Los dos primeros días los pacientes deben guardar cierto reposo, pero no tienen que guardar cama: pueden aprovechar sus horas, por ejemplo, con paseos cortos, con la lectura de un buen libro o tumbados mirando la televisión. En la primera semana deben usar el sanitario procto, ya que el reflejo de todo paciente operado es contraer el ano cuando van al servicio. Este acto reflejo inconsciente tiene lugar porque el paciente tiene miedo al paso de las heces. Sin embargo, al hacerlo en agua caliente, en contacto directo con el ano, éste se relaja y facilita la salida de las deposiciones.
Durante quince días los pacientes deben evitar los esfuerzos físicos, no levantar peso y no practicar deportes violentos. En cuanto a la incorporación al trabajo, son ellos los que deben decidir, aunque como término medio de ocho a diez días la mayoría de ellos ya está trabajando.
En cuanto a su dieta, es esencial que sea rica en fibra. Los pacientes deben comer sobre todo fruta y verdura, además de beber abundante líquido. A veces reciben desde el Centro Proctológico una cantidad adicional de fibra natural. También se les proporciona a todos los pacientes para los primeros quince días una dosis de parafina un aceite que facilita la salida de las heces.
En cuanto al dolor postoperatorio, el 80% de los pacientes tratados no tienen dolor, el 10% puede sufrir pequeñas molestias y el 10% de pacientes restantes padece cierto dolor durante los primeros seis u ocho días al defecar. Otro punto importante son las recidivas o la reaparición de las hemorroides tras un periodo más o menos largo de ausencia de enfermedad. La experiencia del Centro Proctológico, con más de 16.500 pacientes, nos revela que los afectados no llegan al 1% de “reincidentes” trascurridos 10 años de la operación. Hasta la fecha, ningún paciente ha sufrido de infección ni ha necesitado transfusión de sangre, menos de un 1‰ ha sufrido hemorragia aguda y menos de un 0.5‰ de estenosis anal.
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Para más información, visita la web de Centro Proctológico
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